La Doxología en la Misa, algo que todo Cristiano debe comprender.

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Hay un momento muy importante en la Santa Misa que pasa desapercibido para muchos de los católicos: es el momento de la Doxología. El sacerdote toma el Cuerpo y la Sangre de Cristo y lo eleva al Padre Eterno diciendo: "Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos". Y nosotros debemos contestar con el más fuerte AMÉN que puedas pronunciar.
 

¿Entienden nuestros torpes ojos lo que está pasando en ese momento? El sacerdote está ofreciendo al Padre el único Sacrificio (perfecto, puro, santo, definitivo, eterno) que no puede rechazar: el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de su Hijo Jesucristo, Nuestro Señor. En ese momento muchas personas andan distraídas, mirando sin saber qué está sucediendo. ¡Dios Inmolado y ofrecido al Padre Eterno! Dios ofrecido a Dios.

En este momento, pon dentro del cáliz las personas que desees, pecadores que no desean convertirse, enfermos, las necesidades de la Santa Iglesia, familia, almas del purgatorio...Es un momento único. Los ángeles y santos permanecen llenos de admiración viendo a Dios elevado, atrayendo a toda la humanidad hacia sí. Las almas del purgatorio suplican una gota de la Preciosísima Sangre.

Los demonios son obligados a postrarse ante el Rey de reyes. Sólo el hombre peregrino permanece ciego ante el Santo Sacrificio del Altar.

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